DANDYS Y CÍNICOS

Al fin se fue Alejandro Pelayo de Cineteca Nacional, apenas en la edición 22 del FICM lo vimos andar tomado de la mano de una mujer, paseando por las calles de la ciudad de la cantera rosa, Morelia, como si fuera un joven inmerso en una historia de amor filmada por Woody Allen.

Por José Antonio Monterrosas Figueiras

Una foto familiar.

Al fin se fue Alejandro Pelayo de Cineteca Nacional, apenas en la edición 22 del Festival Internacional de Cine de Morelia sucedida del 18 al 25 de octubre, lo vimos -un tanto esquivo con un servidor no sé por qué- andar tomado de la mano de una mujer, paseando por las calles de la ciudad de la cantera rosa, Morelia, como si fuera un joven inmerso en una historia de amor filmada por Woody Allen.

«Pelayo renunció a Cineteca», me comentó un cercano a él . El 2 de octubre, mientras proyectaban Rojo amancer en ese recinto, nos enterabamos de que habría una nueva directora de la máxima institución del cine en México.

A inicios del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que comenzó con una retrospectiva de Arturo Ripstein, yo decía que eso no podía ser una buena señal para el doctor Pelayo, por aquello del cine fúnebre que gusta filmar al agrio Rip. Agregué que Cineteca tendría que ser dirigida por una mujer o no sería y aunque yo le apostaba a que fuera tal vez Edna Campos, la directora del Festival Macabro o la documentalista y nieta de las primeras películas de Santo, Viviana García Besné, se decidieron por Marina Stavenhagen

Alejandro Pelayo en el FICM 22, como si fuera una película de Woody Allen.

La razón de por qué Edna o Viviana, es porque creo en un sexenio como el de AMLO, donde eran tiempos del pueblo bueno y sabio, Cineteca Nacional necesitaba darle ese cargo a mujeres que tuvieran una visión mucho más amplia de lo que es el cine, donde cupieran más visiones que en tiempos de Pelayo, donde solían estar en los corrales muy bien definidos el cine de los monstruos cinematográficos. Ambas han sido defensoras del otro cine.

Aunque Cineteca ya ha sido dirigida por mujeres, tocaba tal vez hacer un contraste, luego de lo sucedido con el desprecio por parte de Alejandro Pelayo al centenario de Santo, El Enmascarado de Plata, en septiembre de 2017, el término en ese mismo año de Masacre en Xoco y los conflictos con Paula Astorga, a inicios de 2016, quien denunció que hubo censura a la película Lucifer que Pelayo tildó de ser una «Pastorela».

En diciembre de 2018, se tendría que haber anunciado un cambio radical en la dirección de Cineteca Nacional, pero no fue así. Da la impresión que en el pacto político entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, para que el triunfo del segundo fuera terso y la huida del primero fuera cómoda, se negoció que en Cineteca Nacional se dejara a uno de los personajes que vienen de los tiempos del PRI hegemónico y ese fue Alejandro Pelayo Rangel.

Y no es que estos últimos años hayan sido totalmente cerrados por parte de Alejandro Pelayo y su programador Nelson Carro, claro que no, es que a base de presiones, polémicas mediáticas y la crítica a su labor, tuvieron que ajustarse para darle una visión menos parcial a lo que se exhibía en Cineteca, con el argumento de que ahí sólo se muestra cine de calidad, por dios, discutamos qué es calidad, ¿calidad para quién? ¿para Alejandro Pelayo y Nelson Carro? No se niega, por supuesto, su conocimiento cinematográfico, pero se requieren decisiones menos prejuiciosas.

Apenas un par de horas después de que se anunciaran, el 2 de octubre, que había relevo en Cineteca Nacional, la discusión en redes sociales, por ejemplo, no se hizo esperar. En la felicitación por la nueva directora colgado en redes, por parte del Festival Internacional de Cine de Morelia, se soltaron las preguntas y los cometarios respecto a si Nelson Carro, quien está dirigiendo el área de programación de Cineteca Nacional desde inicios del sexenio de Felipe Calderón, cuando tomó la dirección Leonardo García Tsao, continuaría.

Y no es que estos últimos años hayan sido totalmente cerrados por parte de Alejandro Pelayo y su programador Nelson Carro, claro que no, es que a base de presiones, polémicas mediáticas y la crítica a su labor, tuvieron que ajustarse para darle una visión menos parcial a lo que se exhibía en Cineteca, con el argumento de que ahí sólo se muestra cine de calidad, por dios, discutamos qué es calidad, ¿calidad para quién? ¿para Alejandro Pelayo y Nelson Carro? No se niega, por supuesto, su conocimiento cinematográfico, pero se requieren decisiones menos prejuiciosas.

José Antonio Monterrosas Figueiras

Los comentarios del crítico de cine Rafael Aviña ahí son interesantes, pues advirtió que quien se queje del trabajo de Alejandro Pelayo y Nelson Carro habla desde la ignorancia y tal vez tenga razón, debo decir además que yo apostaría que mi estimado amigo y maesto Aviña fuera el nuevo programador de Cineteca, pero el asunto es sencillo, si tienes tres sexenios en esa área a una misma persona, éste se volverá – tarde o temprano- un carcelario, alguien que decida qué entra y qué no dependiendo cómo te portes y qué le guste o no, conflictos de interés, para acabar pronto.

Si partimos además de lo sucedido con el centenario de Santo en 2017, cuando me cuentan que el mismo Nelson dijo que no se hacía un homenaje al actor y luchador, porque no querían acercar a ese tipo de público a Cineteca, eso lo expresó en tiempos del gobierno de Peña Nieto, si lo hubiera dicho en tiempos de la Cuarta Transformación tendría que haber sido un escándalo -me imagino- aunque quedaba claro que tanto a él como a Pelayo no los iban a mover, sencillamente porque la hermana de Alejandro Pelayo es Beatriz Paredes, priísta también ella que de haber ganado Meade en 2018, candidato del PRI, hubiera sido la Secretaria de Cultura Federal.

Paredes quiso ser la candidata del frente opositor en la elección presidencial de este año, pero terminaron colocando a la panista Xóchitl Gálvez. Suena lógico entonces por qué Alejandro Pelayo se va en tiempos de Claudia Sheinbaum, lo que valdría la pena saber es por qué Marina Stavenhaguen, directora del IMCINE en tiempos de Felipe Calderón y luego inhabilitada por temas de supuesta corrupción, ahora vuelve. No sólo ella, también la ex productora del FICM, Daniela a la Torre, va al IMCINE, susituyendo a María Novaro. Parece que los «moralmente derrotados» han regresado al poder, por decisión de la nueva Secretaria de Cultura Federal, Claudia Curiel de Icaza, quien sustituyó a Alejandra Frausto.

Ya se decía por acá que lo del concierto en Bellas Artes de Juan Gabriel, proyectado en la pantalla al aire libre de Cineteca Nacional, sonaba tal vez a que la administración de Alejandro Pelayo buscaba permanecer en el cargo congraciándose con el gusto culposo de las élites –y no tanto-, que es el lentejueloso Juanga, pero no, todo fue culpa de Israel Herrera Pablo, quien es parte del equipo de Nelson Carro, que según versiones periodísticas, fue quien le pareció buena idea que el concierto de Juan Gabriel en Bellas Artes se proyectara en el Foro al aire libre de la Cineteca Nacional, cuando Universal Music le ofrecieron a esta institución un paquete de conciertos para que se exhibiran durante el mes de septiembre. No contaban con el poder de Juanga y ese viernes 13 de septiembre, la gente se desbordó como nunca al llegar 6 mil personas a Cineteca Nacional, en Coyoacán. El éxito rotundo ocasionó un regaño de Alejandro Pelayo y el que se cancelara la exhibición programada para el día siguiente, el 14 de septiembre, y la felicitación de la ahora ex secretaria de cultura federal, Alejandra Frausto, y de ahí que Juanga brincara al Zócalo de la Ciudad de México.

Inauguración de la Cineteca Chapultepec.

Luego vino la inauguración de Cineteca Chapultepec, en la que fueron invitados Andrés Manuel López Obrador, todavía como presidente, y Claudia Sheinbaum, la ahora ya primera presidenta de México, pero que como diría el clásico se le veían los alambritos a la nueva Cineteca porque todavía no está terminada, fue, tal como me dijo Víctor Ugalde, una inauguración al estilo del viejo PRI, tomarse la foto para simular que ya la terminaron.

Este 1 de noviembre Marina Stavenhagen toma el cargo de nueva directora de la Cineteca Nacional, en 2017, en esa misma fecha Alejandro Pelayo tendría que haberse ido tras la polémica sucedida en el FICM, desde donde despreció al Enmascarado de Plata, al decir que el cine de luchas no se puede tomar en serio. Tuvieron que pasar siete años para que eso sucediera.

Por cierto, a Marina Stavenhagen curiosamente recuerdo haberla visto en una taquería del centro de la Ciudad de México donde me encontraba yo, el día que Andrés Manuel López Obrador le entregaron la banda presidencial, es decir, el 1 de diciembre 2018. Ella iba acompañada de varios cineastas, entre ellos Juan Carlos Rulfo al que por cierto entrevisté y le pregunté cómo veía que venía el sexenio de AMLO y me dijo que había que aprender a bailarlo porque sería diferente. Ya pudimos ver qué fue lo que pasó. Luego de la charla con Rulfo me pidieron que les tomara una foto, Marina me agradeció mucho y me pidió que se la mandara a su WhatsApp que me proporcionó esa noche.

Tal parece que lo que no pudo hacer Santo, el Enmascarado de Plata con Alejandro Pelayo, lo logró Juan Gabriel.

FIN

José Antonio Monterrosas Figueiras es periodista cultural y cronista de cine. Es editor cínico en Los Cínicos. Ha colaborado en diversas revistas de crítica y periodismo cultural. Conduce el programa Cinismo en vivo.


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