CINISMO
El más faltista de los diputados constituyentes
Damián Alcázar, célebre no solo por exitosas películas como El Infierno y La ley de Herodes, sino por un activismo social con tendencias hacia lo que supuestamente es la izquierda en México, llámese PRD o Morena, no levanta el dedo como bobo, igualito que la criticada por los progres de las redes sociales, Carmen Salinas.

Eran finales de marzo de 2016 cuando el miembro distinguido de Morena, Martí Batres, presentó a los candidatos de ese partido para luchar por un puesto en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Entre otros, figuraban nombres de intelectuales como Carlos Payán, empresarios como Lilia Rossbach (viuda de José María Pérez Gay), el activista y comunicador Mardonio Carballo, el escritor y columnista Fabrizio Mejía, así como los actores Héctor Bonilla, Bruno Bichir y Damián Alcázar.
“Se trata de una planilla de alto nivel ético, político y formativo”, decía en un video Martí Batres, ese chabacano funcionario de la izquierda que alguna vez se hiciera famoso por promover la contaminada leche Betty en el entonces Distrito Federal. De esa planilla, muchos candidatos morenos lograron el voto de una minoría de chilangos que salió a votar, entre ellos el buen Damián Alcázar, célebre no solo por exitosas películas como El Infierno y La ley de Herodes, sino por un activismo social con tendencias hacia lo que supuestamente es la izquierda en México, llámese PRD o Morena.
Y es que en los últimos años, el histrión ha sido un buen gancho mediático que usan los políticos para atraer a electores supuestamente mejor informados que aquellos quienes se dejan comprar por un vale de Soriana a cambio de un voto por el PRI. Omnipresente y amigo de todos, Alcázar dictó un emotivo discurso para apoyar a López Obrador, pero también acompañó al perredista Silvano Aureoles en su toma de protesta como gobernador de Michoacán. De acuerdo a declaraciones de AMLO, Silvano es parte de la “mafia en el poder”, pues cuando era diputado apoyó las reformas impulsadas por el presidente Peña Nieto. Ese oscuro embrollo, sin embargo, poco le importó a Alcázar, quien ve con los mismos ojos de amor a perredistas o morenistas.
En su duro discurso dictado el 8 de septiembre de 2013, escoltado por gente como Manuel Bartlett y Epigmenio Ibarra, el actor mexicano provocó la algarabía de los simpatizantes de AMLO cuando exigió a los diputados y senadores “no alzar el dedo como bobos” para perjudicar al pueblo con políticas de despojo.
Damián Alcázar no tuvo que pensarlo mucho: olvidó su discurso reflexivo y desde el inicio no asistió a lo que el pueblo le mandó: trabajar para darle forma a la famosa Constitución de la CDMX. Al puro estilo de los diputados priistas más colmilludos, el protagonista de Un mundo maravilloso pidió permiso para ausentarse un día sí y otro también, de tal forma que luego de 50 sesiones, ¡sólo asistió a cuatro!
Tres años después, Damián estaba ante la oportunidad de ir del reclamo a los hechos, cuando democráticamente fue electo para formar un grupo que redactara la Constitución de la Ciudad de México. ¿Y qué pasó? Que de pronto al actor le salió mucho trabajo, fue tentado por la demoniaca Netflix para protagonizar la tercera temporada de Narcos, exitosa serie que en sus dos primeras entregas relató la vida de Pablo Escobar y ahora viajará al México de los sangrientos cárteles.
Damián Alcázar no tuvo que pensarlo mucho: olvidó su discurso reflexivo y desde el inicio no asistió a lo que el pueblo le mandó: trabajar para darle forma a la famosa Constitución de la CDMX. Al puro estilo de los diputados priistas más colmilludos, el protagonista de Un mundo maravilloso pidió permiso para ausentarse un día sí y otro también, de tal forma que luego de 50 sesiones, ¡solo asistió a cuatro! En otras palabras, Damián ni siquiera alzó el dedo como bobo, solo mandó a su suplente y asunto arreglado.
Cuando ya había sido exhibido por algunos medios como el más faltista de los diputados constituyentes, a Damián no le quedó más remedio que pedir licencia definitiva, es decir, para él fue más importante otra meta en su respetable carrera actoral que responder a la confianza de quienes se entusiasmaron con su presencia en la esfera política. Quizá también lo tentó el sueldo: no es lo mismo un jugoso contrato con la empresa de streaming más exitosa del mundo que un puesto honorario en la Asamblea, porque de momento ninguno de sus integrantes cobra un solo peso.
“Y en uso del poder que le concedo con mi voto, mi apoyo y mi dinero, le exijo al senador y al diputado tenga decoro, no levante el dedo”. Así termina el discurso con miles de reproducciones en YouTube, con los aplausos de Epigmenio Ibarra, Manuel Bartlett, Martí Batres y el propio López Obrador. Un discurso, ahora lo sabemos, tan hueco y tan vacío como los que dictan todos los días los políticos de siempre, a los que ahora se integra el querido Damián Alcázar.
Carmen Salinas solo levanta el dedo como boba

Criticada por los progres de las redes sociales por ser una “mujer ignorante” que ocupa un puesto público y su respectivo sueldazo, la polémica Carmen Salinas está en la otra trinchera, en la del malvado priismo autor del gasolinazo y otras ruinas económicas. Sin mayor decoro, la estrella del cine B mexicano ha dicho linduras como “el que tenga coche que lo mantenga, no hay de otra, carnal”, además de una serie de desatinos bastante predecibles.
Como legisladora, a la fecha no ha presentado una sola iniciativa de ley, tampoco se ha subido a la tribuna para ofrecer postura alguna y mucho menos ha trabajado para favorecer al medio artístico que pertenece. Cuando el diario Milenio le solicitó una entrevista, Salinas se negó porque tenía trabajo como actriz, al igual que su colega Damián Alcázar.
En los hechos, Carmen ha sido una levanta dedos, solo va a calentar la curul. Su colega ni eso, faltó 46 veces y después siguió filmando Narcos.
Hace poco un contacto de Facebook compartió la nota donde Damián Alcázar afirma que “es una vergüenza tener diputados como Carmen Salinas”. La publicación es del portal Argumento Político, un sitio de notas más falsas que cualquier promesa de Peña Nieto, pero muy efectivo para que miles de usuarios en las redes den por ciertas cosas que no han sucedido. Damián nunca dijo eso de su colega, como tampoco Eugenio Derbez ha convocado a nuevas elecciones. No, los actores mexicanos suelen ser más comodinos, si acaso hilan un buen discurso, pero a la hora de los catorrazos, prefieren huir a cualquier bonito camerino. ©

Francisco Valenzuela es periodista cultural, editor de la revista Revés, además de crítico de cine de El Deforma.