A VECES ME DESPRECIO

Lo que los millennials jamás entenderán

Los millennials y otras generaciones que ya no les tocó ese trajín de una sala de redacción, jamás entenderán que el diarismo se hacía a corazón abierto.

Por Félix Morriña

Portada_Sala-de-RedaccionTenía tantas ganas de saludar y felicitar a Pablo Espinosa por escribir este libro tan significativo para todos los que nos dedicamos a este oficio —convertido en profesión— porque nadie, absolutamente nadie, nos quitará de nuestra vidas lo que es habitar intensamente, día tras día, una sala de redacción. Desafortunadamente mi condición física y moral, no me lo permitió, a parte tenía agenda que seguir. Tuve que abandonar el Palacio de Bellas Artes con la idea de buscar a Pablo para que en otro momento charláramos bebiendo como lo llegamos hacer en los noventa en el Festival Internacional Cervantino en el bar El Edén, el FBI o La Dama de las Camelias, en Guanajuato.

Los millennials y otras generaciones que ya no les tocó ese trajín de una sala de redacción, jamás entenderán que el diarismo se hacía a corazón abierto. Las nuevas tecnologías, las redes sociales son herramientas de trabajo, no el grillete con el que se debe existir, porque la vida se vive, está en y con nosotros, no en dispositivos móviles que nos someten todo el tiempo. Además, el mejor periodismo se hace como antaño.

Lo dicho por Elena Poniatowska y José Gordon durante la presentación del libro de Pablo Espinosa parecerían lugares comunes y apapachos mutuos para muchos del gremio, pero no, lo cierto es que el más acertado fue Gordon cuando dijo que la escritura del autor abrió las puertas de las secciones culturales para evitar a toda costa la cuadratura, la rigidez de los géneros periodísticos, con altas dosis de ingenuidad, sin vida, huecas, banales y muchas veces superficiales.

A este servibar y amigo le encantó sobremanera la portada: una maravillosa máquina de escribir mecánica, de esas que llegamos a utilizar cuando jóvenes periodistas. Es más, en la sala de mi hogar recibe una muy semejante a mis amigos, colegas y visitas ocasionales.

Los que hemos hecho periodismo cultural toda la vida —o gran parte de ella— hemos tratado de hacer periodismo gonzo con sus respectivos datos duros, bien sustentados. Hemos tratado de hacer periodismo literario, nutrido de otras ricas fuentes informativas que nos inspiren. Hemos tratado de hacer periodismo cultural como si fuese falso documental, porque toda verdad tiene su alta dosis de ficción, como la clase política.

El libro de Pablo, incluye crónicas, reseñas, entrevistas, algunas de ellas nutridas, corregidas y aumentadas. A este servibar y amigo le encantó sobremanera la portada: una maravillosa máquina de escribir mecánica, de esas que llegamos a utilizar cuando jóvenes periodistas. Es más, en la sala de mi hogar recibe una muy semejante a mis amigos, colegas y visitas ocasionales. ¡Contuve la emoción, porque podía suceder de nuevo que mi estómago me traicionara!

En este libro, el lector encontrará a David Bowie, Roger Waters, James Brown, Patty Smith y Madredeus, figuras de la cultura universal con quien también tuve la oportunidad de estar durante su paso por México. Recuerdo que durante una de las presentaciones de Madredeus en la Alhóndiga de Granaditas, dentro de un Cervantino, me enteré que la bella Teresa Salgueiro sólo daría un par de entrevista, pero yo tenía la consigna de El Nacional de mandarles algo en verdad diferente, por lo que a toda costa debía burlar la seguridad del recinto, la seguridad de mi amiga judía Orly Beiguel, promotora del grupo en México, y el turno de entrevista para La Jornada de Pablo Espinosa, para sólo acercarme a la fina cantante.

Me brinqué por uno de los costados de la Alhóndiga de Granaditas para acercarme con estrategia al camerino de Teresa. Fue maravilloso verla por diez minutos concentrarse y vocalizar antes de subir al escenario hasta que me descubrió. El costo a pagar iba ser alto. Al salir vi a Pablo Espinosa sentadito en una banca esperando a que lo recibieran para su entrevista. Para mí fue suficiente con ese momento.

La música clásica está presente en este libro, porque aparecen Arvo Pärt; la historia del piano; la historia de los violines Stradivarius; una versión sobre la vida de Mozart; así como un texto sobre las hermanas Shankar y música de su estado natal, Veracruz, y música afrocaribeña. El libro merece estar en tu librero, seas o no periodista.©

*Versión cínica de la columna Silencios Estereofónicos de Félix Morriña, publicada en el diario Impulso.

Félix Morriña
Dandy, pero punk.

Félix Morriña es periodista y promotor cultural. Columnista en ImpulsoSemanario Punto Revista Ágora.

@fmorrina