A VECES ME DESPRECIO

Líneas de expresión para un libro y un documental

He visto el umbral varias veces y antes de trascender, deseo dejar completo este proyecto de vida en libro y documental para todos aquellos amantes de las bellas artes, que no es más que el símbolo de que se pueden hacer cosas de calidad con lo que hay a nuestro alcance en tiempos aciagos, en los que nadie cree en nada, la sociedad se colapsa y el amor y el deseo por el ser amado no se concreta, se abandona y olvida. 

Por Félix Morriña

«A partir de [los cincuenta], todos tenemos el rostro que nos merecemos”.
Jean Cocteau

El Cínico Mayor Morriña.

Mientas escribía esta entrega escuchaba gustoso a la banda argentina Divididos. Recuerdo de manera especial la rola “¿Qué ves [cuando me ves]?”, una pieza adecuada para este momento histórico en el que me encuentro, que es un ciclo esperado. Después de tres décadas de labor informativa es preciso dejar en un libro y un documental como testimonio de nuestra estancia por aquí, bajo el título que ostenta esta columna: Silencios Estereofónicos —a.k.a versión libre llamada A veces me desprecio—, escrita desde los años 90 del siglo XX y todavía en este pandémico noviembre del 2020, en la que también se escucha y ve.

Al fondo de casa yace sin sonar un disco. No hay familia pero sí hogar. Hay una historia por contar para quien al mar se la lleve, donde defeño galego argento signó testimonio contado en palabra escrita, hablada y narrada. Cual Selección Mexicana sin director técnico idóneo, aguardé paciente como enfermo terminal el momento, para persuadir a las personas indicadas para concretar el pase a semifinales de rodar y filmar el documental sobre esos testimonios escritos, plasmados en tinta, en papel periódico por este cínico mayor. Una década me llevó hasta esta fase del Campeonato, llegó el momento de homenajear como debe a lo ya hecho, por los que ya no están e hicieron mejor nuestras vidas. 

Son tres décadas de ejercicio periodístico, 22 de ellos han sido parte de la historia de Metepec, en el Estado de México, porque muchas fueron narradas en diferentes medios de comunicación impresos, luego radiofónicos y después televisivos, hasta llegar a las plataformas digitales. Fueron escritas a mano, en máquina de escribir mecánica, computadora, lap tops y dispositivos diversos desde el “Cerro de los Magueyes”, no sólo con la finalidad de informar alguna actividad artístico cultural, sino de ofrecer un plus de la literatura espolvoreada con periodismo, tal y como me lo enseñaron los grandes maestros.

Sin duda muchas cosas quedarán por contar, pero basta con mostrarles a las nuevas generaciones el proceso histórico de cómo se hacían las cosas antes y después de la pandemia, que a parte del libro, decir que filmar un documental de media hora con bajo presupuesto en plena era de la covid-19, es un logro extraordinario para la cultura de cualquier parte del mundo.

Nunca desee un proyecto glamuroso, me debo a la verdad, a la sencillez no a la simpleza. Escueto, contundente, verídico, mordaz, como efímero y fugaz en la noticia, pero gracias a la conjugación con las bellas artes, llegué a rozar la superficie de las palabras, para luego sumergirme, de a poco, a la profundidad de sus significados. Esa misión nunca termina.

He visto el umbral varias veces y antes de trascender, deseo dejar completo este proyecto de vida en libro y documental para todos aquellos amantes de las bellas artes. Este proyecto no es más que el símbolo de que se pueden hacer cosas de calidad con lo que hay a nuestro alcance en tiempos aciagos, en los que nadie cree en nada, la sociedad se colapsa y el amor y deseo por el ser amado no se concreta, se abandona y olvida. 

Nunca desee un proyecto glamuroso, me debo a la verdad, a la sencillez no a la simpleza. Escueto, contundente, verídico, mordaz, como efímero y fugaz en la noticia, pero gracias a la conjugación con las bellas artes, llegué a rozar la superficie de las palabras, para luego sumergirme, de a poco, a la profundidad de sus significados. Esa misión nunca termina.

Félix Morriña.

En esta aventura están muchas personas involucradas, detrás de este proyecto editorial y fílmico. Están desde el director editorial Rodolfo Munguía, presidente y director de Dr. Gloop.com; el productor ejecutivo financiero del documental, Carlos De la Peña, presidente de la asociación Ciudadano Comprometido por Metepec A.C.; hasta el cineasta Gerardo Lara y su productora Meta Cine; pasando por el guión y dirección de Óscar Cuauhtli; así como el maquillaje profesional de Alba Lobato; el peritaje psicológico-analítico-holístico de Helen Artemisa Aguilar Morales; la música de Manuel Manu Aldape y su New Blue Gavity (NBG), como la incidental del compositor Juan David Garduño; la familia y seres amados cercanos y lejanos, entre otros maestros de la lente como Guillermo Romero Zarazua y Alex Ganem; el apoyo logístico y de producción de Juan Carlos Lara Escobedo con su agencia Apocaliptic; la experiencia mediática de Giovanni Gomez Tagle Flores en lo que se requiriera y todos aquellos que se sumen al gran equipo de profesionales con los que me pondré en su manos para lograr esta osadía. ¡Quien desee sumarse, bienvenidos!

No queda más que agradecer a todos y cada uno de ustedes que, directa e indirectamente, han apoyado y ayudado a que este interlocutor logre comunicar, a través de sus textos, la historia musical y de las bellas artes en general a las masas. Son muchos para mencionarlos, pero ustedes saben quiénes son y cuánto los valoro. Y si por alguna razón la vida no me deja concretarla una vez más, ustedes deberán filmarla, terminarla y difundirla, pero por favor, procuren que eso no suceda.

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Dandy pero punk.

Félix Morriña es periodista y promotor ex etílico-neo canábico cultural. Columnista en Impulso, Semanario Punto Revista Ágora. “Este oficio sí es para cínicos”, podría ser el título de su libro de crónicas culturales.